Escrito por Humberto Durán
Subgerente General UNIMER El Salvador
UNIMER El Salvador se dio a la tarea de explorar el impacto emocional y económico que ha tenido sobre los salvadoreños la cuarentena, debido a la pandemia de COVID-19. Se entrevistó a 500 salvadoreños con edades entre 18 a 65 años; en una encuesta nacional autoaplicada, vía online. La consulta se realizó del 6 al 13 de junio 2020.
En el mundo, todos nos estamos enfrentando a algo nuevo, un virus el cuál no podemos ver, pero sabemos que ronda a nuestro alrededor. Independientemente que algún familiar o persona cercana a nosotros esté contagiada, nuestro cuerpo está manifestando cambios emocionales al vivir esta situación.
En El Salvador, 7 de cada 10 consultados ha experimentado cambios o alteraciones en sus emociones, durante el tiempo de cuarentena, impuesta por el gobierno de El Salvador. Las mujeres son quiénes más dicen haberlo experimentado; declarando estos cambios en un 8% más comparadas con los hombres. De igual forma los adultos jóvenes, entre los 25 y 34 años, quiénes se encuentran en plena vitalidad fisiológica, biológica y cognitivo intelectual expresan mayores cambios.
Dentro de toda la población consultada, predominan los sentimientos positivos: 59% de entrevistados se han sentido amados y 55% agradecidos. Ambos sentimientos se manifiestan más entre los adultos mayores de 45 a 65 años ( de ellos 2 de cada 3 se han sentido así durante la cuarentena)
Si bien es cierto predominan las emociones positivas en la población, 4 de cada 10 salvadoreños sienten preocupación constante “porque algo malo pueda ocurrirles a ellos o a su círculo más cercano”, sumado al nerviosismo, miedo, impotencia, desesperación e incertidumbre. Las emociones negativas y todo lo nuevo que están experimentando provoca tensiones que se manifiestan en más del 80% de la población, siendo la tensión física, relacionada con el temor de contraer la COVID-19 y la preocupación sobre la cifra de muertes, la que más afecta -a un 92% de la población- y la tensión social (que afecta al 90%) que se construye a partir de cómo perciben los impactos negativos en los sistemas de educación, y salud , y en cómo pueda aumentar la delincuencia .
Impacto económico
La tensión económica y laboral también terminan influyendo de forma negativa a la población en un 84% y 82% respectivamente, como consecuencia del cierre económico y la falta de medidas que permitan enfrentar la crisis. La mayor preocupación es la estabilidad económica del país, seguida de los ingresos familiares para cubrir necesidades del hogar, la estabilidad de las empresas que generan empleos y la situación laboral propia o de la familia.
La economía de El Salvador está siendo muy golpeada durante la pandemia, afectando directamente a las familias e individualmente a las emociones de cada salvadoreño. Antes de la cuarentena y el cierre económico, 3 de cada 10 salvadoreños tenían un trabajo formal, quienes se han visto afectados con suspensión de contrato hasta nuevo aviso -un 38%-, y con reducción de salario -un 7%-. Y 4 de cada 10 salvadoreños que tenían ingresos por trabajo informal o negocio propio, la mayoría (66%) tuvo que cerrar y no percibe actualmente ningún ingreso y un 23% ha percibido una disminución en ingresos o ventas.
Para afrontar estos problemas económicos los salvadoreños están optando por: reducir gastos (60%), acogerse a medidas de los bancos y suspendiendo pagos de deudas (23%), destinando sus ahorros a enfrentar la crisis (19%), prestando dinero a familiares o amigos (16%), prestando a entidades financieras o terceros (15%) y dejando de pagar deudas sin llegar a tener consenso o negociando con la contraparte (14%).
Además, están realizando cambios en su alimentación los cuales ayudan a mitigar el impacto negativo en su economía, tales como: eliminar o disminuir alimentos fuera de la necesidad básica (60%), cambios en el estilo y tipo de alimentación (36%), disminución de la cantidad de comidas al día (26%) y disminución de porciones (21%).
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