Todos los días nos enfrentamos a una gran cantidad de agentes exógenos que luchan por nuestra atención con el fin de influenciar nuestras decisiones de compra; desde que nos despertamos y revisamos nuestro celular, mientras desayunamos y vemos la caja del cereal, de camino al trabajo cuando vamos viendo las vallas, rótulos, hasta los anuncios de cupones que llegan a nuestro correo electrónico; todas esas cosas que damos por sentado van acompañadas de grandes esfuerzos mercadológicos para que al final nuestra decisión, al momento de la compra sea la respuesta esperada a un proceso del cual no fuimos conscientes cuando empezó. Desde hace varios años venimos escuchando una nueva forma de mercadeo conocida como Marketing Sensorial, una estrategia que se basa en la atracción de consumidores por medio de sus 5 sentidos.
Nuestro primer ejemplo va estrechamente ligado al merchandising (un conjunto de técnicas que se aplican en el punto de venta para motivar el acto de compra de la manera más rentable), donde la ubicación del producto en los anaqueles del lugar de la compra ejerce una fuerte influencia en nuestro cerebro al momento de escoger nuestro producto final, sacando el máximo provecho al sentido visual; cuando escogemos un producto de una góndola en un supermercado en realidad pusimos a nuestra mente a seguir una ruta predeterminada por nuestro inconsciente.
¿Cuántas veces nos hemos visto forzados a entrar a una panadera solo por el increíble olor de su pan?, pues efectivamente esta estrategia que ha funcionado durante muchísimos años, no solo a las panaderías, si no también a las más sofisticadas perfumerías, ha sido una de las muestras más claras de que cada uno de los sentidos juega un papel crucial al momento de la compra, y ¿qué decir de la música que un establecimiento reproduce por sus altoparlantes?, creando el ambiente perfecto para que su target se sienta lo más identificado posible, ejemplo de esto son las tiendas de ropa en las que podemos escuchar desde las canciones más trendings cuando se dirigen a un público joven o la música lenta de los supermercados para que las personas inviertan más tiempo y adquieran más cosas mientras hacen todo su recorrido buscando los productos básicos.
Con respecto al gusto, la tarea se torna más complicada y desafiante puesto que diversos estudios afirman que solamente recordamos el 15% de lo que probamos por lo que se debe jugar con la variable tiempo, es decir, que no puede pasar mucho rato entre el momento de la prueba o degustación y el momento de compra, esto para obtener mejores resultados. Lo mismo pasa con el tacto, ya que solamente es posible recordar apenas el 1% de lo que tocamos y es mejor estimular este tipo de recuerdos a través de la vista, resaltando al máximo las características que deseamos promocionar de nuestro producto apelando a ese dicho popular que dice: «todo entra por los ojos».
Si bien es cierto que el Sensory Branding es una tendencia innovadora, no es algo reciente, por lo que se puede ir más allá y buscar siempre la mejor forma de sorprender a sus consumidores y evitar repetir o copiar las estrategias tradicionales. Les compartimos un caso exitoso de mercadeo sensorial donde el recurso emocional es su principal ingrediente:
Gabriel García C.
Coordinador de Redes Sociales
UNIMER Centroamérica