Barry Schwartz, psicólogo estadounidense plantea en su libro “La paradoja de elegir” que a mayor cantidad de opciones que se nos presenten, nuestra libertad para escoger deja de ser un privilegio y se convierte en un proceso que nos hace infelices.
“Si estamos interesados en maximizar el bienestar de nuestros ciudadanos, debemos maximizar la libertad individual” es el dogma oficial de todas las sociedades industriales occidentales, lo que conduce a una mayor autonomía de los individuos para tomar las mejores decisiones respecto a su bienestar; si todos se encuentran disfrutando del bienestar entonces probablemente viviremos en una sociedad más feliz; una de las formas más conocidas de maximizar la libertad es maximizando la elección, pero ¿realmente vivimos en una sociedad feliz gracias a la cantidad de opciones que tenemos para escoger?.
Para Schwartz en el proceso de decisión surgen 2 efectos negativos, el primero es que nuestra libertad de elegir nos puede generar frustración. Toda esta libertad, en un mundo donde nada está prescrito genera en nosotros una parálisis más que una liberación. Siempre queremos tomar la mejor decisión por eso nos cuesta tanto elegir, de ahí que entre más escenarios se nos presenten, más prolongado será el tiempo de decisión y de seguro nos generará más estrés. Un estudio realizado una empresa de fondos de inversión en Estados Unidos con casi 1 millón de empleados en 2000 lugares de trabajo diferentes, pudo hallar que por cada 10 fondos de inversión que el patrono ofrecía a sus empleados gratuitamente, la tasa de participación disminuía en un 2%, es decir si se ofrecían 50 fondos a escoger 10% de empleados dejaban de participar, lo que llevó a Barry a concluir que tomar una decisión puede ser tan difícil que seríamos capaces de dejar perder hasta 5000 dólares al año (el costo del fondo de inversión que se ofrecía).
El segundo efecto, es que incluso si se logra sobrepasar esta fase y logramos tomar una decisión, el resultado nos dejará menos satisfechos con esa opción que acabamos de elegir que si hubiéramos tenido menos opciones, ¿por qué?, imaginemos que la opción elegida no es tan perfecta como imaginábamos, entonces es muy fácil pensar que cualquier otra de esas opciones nos hubiera dejado más complacido y cada una de esas elecciones descartadas empiezan a tomar mayor peso, conduciendo a un arrepentimiento por la compra realizada.
Por lo tanto, agregar más opciones a la vida de las personas puede ser un arma de doble filo para su producto puesto que en la mente del consumidor cobrarán vida todas las posibles elecciones que va a descartar; recuerde, antes de pensar en ofrecerle una amplia variedad de cosas para escoger tome en cuenta que a veces más puede ser menos.
Gabriel García C.
Coordinador de Redes Sociales
UNIMER Centroamérica